Columbario
Desde tiempo inmemorial, los cristianos venían realizando enterramientos dentro de las iglesias o suelos adyacentes con el fin de que los cuerpos de los fieles descansaran más cerca de Dios y también que sus familiares pudieran visitarlos en el lugar donde practicaban su fe católica.
Por motivos de salubridad e higiene se prohibieron estos enterramientos en las iglesias y se crearon cementerios en las afueras de las ciudades.
A partir del Concilio Vaticano II, se permite la incineración de los cuerpos, por lo que su cremación experimenta un gran desarrollo, volviendo a ser realidad el enterramiento de las cenizas de los difuntos en los templos.
Los cofrades y devotos de la Archicofradía pueden adquirir derechos funerarios en la Iglesia de Santa María de Jesús a fin de que sus cenizas descansen junto a sus Sagrados Titulares.